Si alguien sabe bien lo que es obtener nominaciones a los Oscar, y lo que es más importante, que sus actores los consigan, es el director David O. Russell. Con su anterior película, The Fighter (2010), Christian Bale y Melissa Leo se fueron con una estatuilla entre las manos como mejor actor y actriz de reparto. Tres años después, este neoyorquino regresa con El lado bueno de las cosas (Silver Linings Playbook), la adaptación de una novela de Matthew Quick, que ya ha recibido ocho nominaciones a los Oscar. Habrá que esperar hasta el próximo 24 de febrero para saber si ahora son sus actores, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro y Jacki Weaver, los que se llevan el premio.
La materia argumental sitúa en un clima de tensión familiar la historia del bipolar Pat Solitano (Bradley Cooper), que tras pasar ocho meses en un psiquiátrico por agredir al amante de su mujer, regresa a casa de sus padres con el fin de retomar su vida. La obsesión de Pat por recuperarla le llevará a ayudar a Tiffany (Jennifer Lawrence), una joven que está sufriendo una fuerte crisis emocional tras la muerte de su marido.
El espectador pronto se ve envuelto en las patologías de ambos protagonistas, sus desvaríos, obsesiones y ataques violentos, todo ello animado por la comicidad de las situaciones. Y es que tras todo esto, el film refleja el afán de superación y la importancia de una filosofía positiva. Con estos elementos se puede comprender que El lado bueno de las cosas parte de un planteamiento original que engancha de inmediato, pero que, sin embargo, progresivamente, va perdiendo intensidad. La prueba está en la previsibilidad de los acontecimientos en los que se da cabida a toda una variedad de tópicos americanos (la infidelidad, el fútbol y hasta un concurso de baile). En compensación, destaca un reparto notable y una rica banda sonora que cuenta con las composiciones originales de Danny Elfman y temas de Alabama Shakes, Eagle of Death Metal, Stevie Wonder, Jessie J o Bob Dylan, entre otros.
