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La votación del Artículo 13, ¿el fin de la cultura europea y digital?

Vídeo bloqueado en el país, YouTube
Vídeo bloqueado en el país, YouTube
Una aproximación de lo se podría encontrar en la plataforma YouTube habitualmente: vídeos bloqueados a los europeos

Martes 26 de marzo, 12:00 horas en Bruselas. El día se presenta aciago, los miembros del Parlamento Europeo deberán votar y decidir si el infame Artículo 13 sale adelante o no y, por tanto, si el Internet que hoy por hoy se conoce dejará de existir en Europa. Todo ello bajo la atenta mirada de las millones de personas que conforman el universo digital, pendientes del resultado desde cada rincón del mundo. Las campañas contra las medidas que este texto propone han sido numerosas y ruidosas. Sin embargo, es posible que no lo suficiente como para llegar a todos los usuarios a los que esta medida influirá directamente en qué y cómo consumen en Internet. Adiós a las divertidas parodias de películas, las covers de canciones por artistas desconocidos; incluso habría que encajar un golpe directo al corazón para todo milenial, el adiós a los memes.

Debes saberlo, ¿qué es el Artículo 13?

La nueva Ley de Propiedad Intelectual de la Unión Europea. Concretamente, sus artículos 11 y 13 son los que desataron la polémica en las redes sociales, sobre todo en plataformas audiovisuales como YouTube –donde hubo mayor movilización en contra– o Twitch, durante los meses de noviembre y diciembre del pasado año. No se trata de algo novedoso, pues esta reforma ya comenzó su andadura en el año 2016. No obstante, el 12 de septiembre de 2018 superó la votación para su aprobación en el Parlamento y se preparó para someterse a una segunda vuelta que tendría lugar en el mes de enero de 2019. Fue en ese punto, al ver la buena aceptación de la futura ley por parte de los responsables europeos, cuando se desarrolló una campaña bajo el nombre Save Your Internet. Su objetivo: que los creadores de contenidos y los usuarios de la red de todo el mundo se manifestaran en contra de esta ley.

Exactamente, ¿qué propone el Artículo 13 para causar tanto pavor?

La naturaleza de esta reforma y las implicaciones que trae consigo determinarán el modo en el que, en los próximos años, los países europeos tendrán que legislar diversos aspectos de la propiedad intelectual. El objetivo es proteger de una forma más estricta y eficaz el copyright de los contenidos en Internet. Una premisa positiva y con la que hay un consenso generalizado, no así con sus métodos.

El Artículo 13
El Artículo 13, avalado por los responsable europeos, supondría un cerco para los ciudadanos de Europa, su cultura y su Internet

El Artículo 13 traería consigo una serie de modificaciones, siendo la más relevante un cambio en el paradigma de a quién corresponde la responsabilidad de infringir estos derechos. Hasta el momento, esto está regulado por la Directiva de Comercio Electrónico, que señala a los propios usuarios como culpables directos de cometer infracciones con respecto a los contenidos con copyright. En cuanto a las plataformas que alojan dicho contenido, la directiva explica que, cuando sean conscientes de que tienen material subido ilegalmente, deberán borrarlo o impedir que se acceda a él. De modo que el soporte (YouTube, Facebook, Twitter o cualquier otra red) desempeña un papel pasivo.

Con este artículo, la situación cambiaría de forma inversa y situaría a las plataformas a las que se suben estos componentes como únicos responsables. Es decir, la culpa ya no recaería en un individuo, a menudo anónimo, al que sencillamente se le bloquea o elimina un contenido; sino en la propia entidad. Actualmente, las plataformas cuentan con un sistema de filtros a modo de prevención, para identificar materiales que vulneran los derechos de copyright y puedan ser bloqueados de forma preventiva, hasta determinar si efectivamente han cometido o no una infracción. Con el Artículo 13, estos filtros multiplicarían su dureza y erradicarían un mayor número de contenidos, afectando así de forma casi indiscriminada ante cualquier mínimo atisbo de elemento con derechos de propiedad intelectual.

Hasta el momento, el principal objetivo de estos filtros ha sido la piratería. No obstante, con esta nueva directiva quedaría bloqueado cualquier uso de un contenido con copyright. Esto significaría, sin exageración alguna, el fin del Internet que se conoce actualmente. El universo del entretenimiento digital se vería herido de muerte, pues los memes quedarían prohibidos, así como cualquier otro empleo de música, fragmentos de libros, material gráfico o películas, ya sea para parodias o con fines que busquen el humor o el divertimento. Ni siquiera serían aceptadas las covers o canciones versionadas, gracias a las que tantos artistas han conseguido catapultarse desde vídeos grabados en el salón de su casa a los grandes escenarios.

El retroceso de la cultura europea

Pero el gran mazazo iría directo al corazón de la cultura y su representación online. La llegada de Internet supuso, entre otras muchas cosas, el acceso casi ilimitado a la cultura y al conocimiento de toda una civilización. Aunque esto rápidamente se vio enturbiado debido a su propio exceso, lo que dio lugar a la sobreinformación. Es decir, una cantidad ingente de datos que hacía imposible su gestión y asimilación. Así se llegó a la paradoja de la sobreinformación, su consecuencia: la desinformación.

En los últimos años se ha desarrollado una tendencia que no ha dejado de crecer y que, posiblemente, se encuentra en la cresta de la ola, se trata de los divulgadores de conocimientos. En las plataformas, entre las que destaca YouTube, han surgido personas que, a título individual, han decidido compartir sus conocimientos sobre ámbitos concretos del saber (el cine, la ciencia, la historia, la música, el arte o la arquitectura). Sus motivaciones no responden directamente a cuestiones monetarias ni aspiraciones materiales; sino que se mueven por el sencillo impulso de hacer llegar un mensaje a todos aquellos que quieran escucharlos, de forma, en origen, desinteresada.

Las consecuencias del Artículo 13, el aislamiento de Europa en la red

Youtubers de diferentes países se han pronunciado contra el Artículo 13
Youtubers de diferentes países europeos se han pronunciado contra el Artículo 13 mediante vídeos informativos y críticos

Para empezar, el amordazamiento del sector creativo y los creadores de contenido en Internet. Las imágenes, la música y las piezas audiovisuales son elementos básicos en torno a los cuales se desarrollan todo tipo de proyectos: didácticos, de entretenimiento, de divulgación, de expresión o de crítica. Sin ellos, se estaría encorsetando la tarea creativa y, en consecuencia, no solo a los usuarios cibernéticos, sino al propio colectivo que configura la sociedad de un territorio.

Este aspecto es especialmente relevante, ya que no se trata de una medida global, sino regional, pues solo afecta a los países miembros de la Unión Europea. Por lo que esta restricción afectaría como un yugo a una parte de la población mundial que quedaría, en este sentido, completamente aislada del resto (Latinoamérica, Estados Unidos, China…). No sería diferente a una medida de censura, que coloca una venda sobre los ojos de algunos y ofrece una única visión. Supondría el retroceso del gigante que supone la cultura europea, y devaluaría en gran medida su papel al verse inferior o coartado en el gran escenario en el que, a día de hoy –y junto a la televisión–, sucede todo lo importante: Internet.

Casi desde su concepción, el intricado sistema de redes online ha reportado continuos quebraderos de cabeza para las grandes compañías de la cultura y el entretenimiento, pues parece que, por mucho que se esfuercen, sus derechos de propiedad intelectual son una y otra vez violados. Salvaguardar este derecho es fundamental y resulta necesario adaptarse a la evolución de la sociedad y la sociedad en Internet (pues todavía parece lícito contemplar esta distinción). Sin embargo, tal y como explicó el youtuber de teoría musical, Jaime Altozano, en su vídeo sobre el Artículo 13, sucede lo mismo que en la pesca en el fondo marino: reducir el diámetro de los agujeros de las redes al mínimo y perpetrar el arrastre no hace más que destruir y arrasar allá por donde pasa. El objetivo se cumple, sí, pero bajo un coste que hace que nada más vuelva a germinar ahí.

Huelgas de Wikipedia y Reddit, campañas como Save your Internet, seguimiento constante por parte de los medios de comunicación. El futuro de la propiedad intelectual y de Internet se debate estos días, es ahora cuando se decidirá el camino que se pretende emprender. Aunque se trata de un derecho fundamental, más en estos tiempos volubles, de anonimato y apropiación que inevitablemente trae consigo Internet, es importante poner en balanza su cuidado y el de la cultura que estamos construyendo y de la que seremos herederos. Es posible adoptar medidas que armonicen entre ambos aspectos, que no establezcan muros ni se subrayen fronteras también en el mundo digital; que la ambición y el dinero no pisoteen la riqueza de poder compartir conocimientos y diferentes puntos de vista desde cualquier rincón del planeta.

Alexandra Roiba

Periodista, lectora, soñadora y, por tanto, algún día escritora. Mi lugar en el mundo es en una posición privilegiada en el ojo del huracán que son las historias por descubrir y por contar. Bon Jovi como banda sonora, un diccionario bajo el brazo y una buena taza de té negro en la mano. Y, un momento, ¿dónde está mi lápiz?
| @alexandraroiba | www.dondeestamilapiz.com |

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