La Transición: La historia se repite

Equipo de La Transición

La vida es un ciclo que se repite y el hombre siempre tropieza dos veces en la misma piedra. Esas podrían ser las dos frases para definir la obra de teatro Transición, que a través de la figura de Adolfo Suárez, nos plantea las dudas del pasado en paralelo con las del futuro.

Sala: Teatro María Guerrero Autores: Alfonso Plou y Julio Salvatierra Directores: Carlos Martín y Santiago Sánchez Intérpretes: Elvira Cuadrupani, José Luis Esteban, Balbino Lacosta, Álvaro Lavín, Carlos Lorenzo, Eva Martín, Antonio Valero y Eugenio Villota Duración: 1.30′ Finaliza: Hasta el 7 de abril.

La verdad es que cuando vas a ver una obra con este nombre, nunca te planteas que te vas a encontrar algo así. Lo típico sería tal vez un montaje más realista, centrándose realmente en la época y mostrando cómo fueron esos días. Y ya está. Pero no, lo que aquí encuentras es una reflexión que puede gustar tanto a unos como a otros, reflejando los paralelismos de esa época con la que vivimos actualmente. Un momento convulso de la historia con el descontento del pueblo, al igual que en el pasado, que necesita de hombres y mujeres con dignidad y honradez. Algo tan escaso últimamente.

Para ello, narran la historia de Adolfo, un paciente ingresado en una clínica que piensa que fue el presidente del Gobierno Adolfo Suárez, recreando de esta forma los episodios históricos más importantes de la transición y su repercusión en la actualidad. La obra Transición, coproducida por el Centro Dramático Nacional, L’Om-Imprebís, Teatro Meridional y Teatro del Temple, alterna el humor con la sátira, la música y la reflexión sobre el pasado para entender el futuro. Esta compañías tan diferentes, junto a dos autores (Julio Salvatierra y Alfonso Plou) y dos directores (Santiago Sánchez y Carlos Martín) encabezan esta magnífica e inesperada obra (quién diría que de gente tan dispar saldría algo así) que te hace horrorizarte ante las similitudes que vivimos, mediante las risas y la música más conocida por todos (la familia telerín, el nodo, la movida…) Un buen rato y perfecta para aquellos nostálgicos o hartos con la realidad, con la magnífica actuación de Antonio Valero como punto a destacar, en un Adolfo muy creíble, con el carisma que provoca entender sus razones y sus motivos e incluso ponerte de su parte frente al mundo.

Así, divertida, frenética, musical y cómica. Esta obra es una llamada de atención a los españoles y sobre todo a sus políticos, porque si la historia tiene que repetirse de alguna forma, que al menos se repita bien.

 

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