Nació en 1451 en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) y murió en 1504 en Medina del Campo (Valladolid), aunque sus restos se hallan en Granada, donde cumplió su objetivo: finalizar la Reconquista de los reinos cristianos. Dicen sus contemporáneos que era rubia, con ojos azules y porte regio. Con esta descripción, no podía ser otra que Isabel la Católica, una de las principales figuras de la Historia española y que ahora es interpretada por Macarena Granada (Penélope Cruz) en La reina de España.
Aunque esta cinta es una secuela de La niña de tus ojos, película dirigida también por Fernando Trueba y que se estrenó en 1998, el argumento de La reina de España puede ser comprendido sin necesidad de haber visto la primera parte.
La película cuenta la historia del retorno a España de la famosa actriz Macarena Granada. Después de haber triunfado en Hollywood, regresa a nuestro país para interpretar a Isabel la Católica en una película en la que intervienen directores y productores americanos que vinieron a España a partir de 1956, una vez terminado el bloqueo internacional a la dictadura. Ya en Madrid, la actriz se reencuentra con sus viejos amigos de La niña de tus ojos, la película que fueron a rodar a Alemania hace 18 años. Ahora, vivirán una nueva aventura: rescatar a Blas Fontiveros (Antonio Resines), el director que quedó detenido en Berlín y a quien todos daban por muerto.
La reina de España homenajea al cine español, aunque también lo critica. El elenco y el equipo técnico encargado de rodar el filme sobre la biografía de Isabel la Católica reflexiona sobre sus condiciones y compara el cine patrio con Hollywood. La industria americana siempre sale ganando, según recalcan una y otra vez. Todos aspiran dejar España y triunfar en la meca del cine.
Un reparto con grandes nombres da forma a esta obra. Penélope Cruz, Antonio Resines, Jesús Bonilla, Jorge Sanz, Loles León, Rosa María Sardá, Neus Asensi y Santiago Segura son algunos de los actores que aparecen tanto en La niña de tus ojos como en esta secuela.
Los nuevos artistas que se unen en esta segunda parte son Ana Belén, Javier Cámara, Chino Darín y Carlos Areces, este último dando vida a Francisco Franco, personaje que tendrá sus más y sus menos con Macarena Granada.
Del mismo modo que el cine español se homenajea a sí mismo en el filme y reivindica sus derechos, Penélope Cruz, con un magistral trabajo, hace lo propio y por momentos parece que está hablando de ella misma. La que en su día fue «chica Almódovar», que hace gala de un marcado acento andaluz, interpreta a una española que triunfa en Hollywood y que cuando regresa a su país de origen, en ocasiones, es tratada con recelo, como si se sintiera más americana que española.
La amistad y el compañerismo son una oda constante en la película. Blas Fontiveros está en aprietos y los únicos que le ayudan son sus colegas del gremio que, sintiéndose en deuda moral con él, no dudan un instante en ir a rescatarlo. Macarena Granada, junto con su fiel Trini (Lolés León), liderarán el grupo.
Es destacable observar que la homosexualidad, que en aquella época era un tema tabú y no tenía visibilidad en la sociedad, tiene presencia en esta obra. Se puede apreciar en Castillo (Santiago Segura) y Lucía Gandía (Neus Asensi), ambos con sus propias relaciones homosexuales, que, además, intentarán ocultar.
Fernando Trueba y el paso del tiempo
En esta ocasión Trueba invita a la reflexión: ¿cómo ha cambiado el cine desde la década de los cincuenta hasta nuestros días? En este filme presentan los procedimientos que se seguían en un rodaje cinematográfico. Con escasos avances tecnológicos, el equipo técnico de La reina de España consigue recrear la Corte castellana de Isabel la Católica, evocar la magia del reino nazarí y representar La rendición de Granada, el famoso cuadro de Francisco Pradilla y Ortiz. Todo mediante trucos y técnicas que hoy en día consideraríamos obsoletas, casi prehistóricas, pero que en aquel entonces eran de lo más puntero en el séptimo arte.
El principal impedimento que vivió el cine español durante el franquismo fue la censura. Trueba refleja cómo los americanos que vienen a España a rodar Isabel la Católica pretenden dar una imagen favorable de la reina. Es Macarena Granada la que, leyendo la biografía de su personaje, se plantea que no están siendo objetivos, ya que, por ejemplo, intentan ocultar que los Reyes Católicos expulsaron de la península a musulmanes y judíos. Ese conflicto interno que sufre la protagonista entre la bondad o la maldad de Isabel la Católica también se plasma en las dudas que le genera el conocer a Franco, puesto que considera al caudillo como el culpable de un hecho crucial de su pasado.
Trueba no duda en elogiar el talento de los profesionales españoles que casi ni aparecían en los créditos de las películas mientras que los méritos se los llevaban otros. En conjunto, se puede decir que La reina de España celebra la trayectoria e historia del cine español, presentando la represión creativa e ideológica que hubo en nuestro país, comparando nuestro cine con la poderosa industria americana, enseñando cómo se rodaban las películas antiguamente y mostrando la vida de los españoles que triunfaban fuera en vez de ser profetas en su tierra.
