La Nao 8, un rincón con vida propia

Sala Nao 8
La entrada de La sala Nao 8

En pleno corazón de Malasaña, cerca de la calle Pez y la calle Ballesta, se encuentra una pequeña callejuela, de tintes castizos. Es la calle Nao, una calle estrecha, conocida en el entorno por estar siempre llena de vecinos paseando a sus perros, y también por ser algo oscura.

La calle Nao es una de las pocas que aún no ha sucumbido “del todo” al proceso de gentrificación que tan de moda parece haberse puesto en Malasaña.
Esta zona, situada en pleno centro de Madrid, ha sido siempre genuina, de encuentros y de vida muy propia. Allí el arte se junta con los patios vecinales y el diálogo entre vecinos domina el ritmo urbano. En estos años donde todo parece ser dominado por la cultura de lo impuesto, es bonito poder reencontrarse, cara a cara, con lugares genuinos, de encanto y vida propia.

La sala Nao 8 es uno de esos lugares que en un principio podría pasar desapercibido cuando uno pasa por su puerta. Al lado de un sencillo arbolillo urbano, al inicio de la calle, una puerta grande, antigua, pintada de azul nos indica, si nos fijamos bien, la presencia de la sala. Un pequeño stand con las hojas de programación y un cartelito blanco, nos advierten que es un salón de teatro.

La Nao 8
Sala La Nao 8

Una vez dentro, las escaleras, robustas y anchas, nos conducen a una especie de bajo donde los arcos de piedra imperan. Estamos dentro. La grandeza del lugar se recrea a través de los arcos y la piedra. Una luz tenue y cortinas rojas son factores dominantes del ambiente. Un pequeño bar, para tomar algo antes o después de cada función y la sala de representaciones conforman el resto del bajo. La Nao 8 es un lugar donde el arte se mezcla. Es una sala de teatro, pero también es un lugar donde escuchar algún concierto o donde acudir a algún tipo de presentación o charla literaria.

Cuando uno entra en la sala de representaciones, se asombra de las dimensiones que tiene el lugar. Podría ser un cuarto rectangular de pequeñas dimensiones, de techos altos, no hay tarima, no hay ningún suelo elevado. El escenario está en el centro de la sala y las únicas acotaciones que tiene son el formado por la disposición de las sillas de los espectadores. Tan solo hay tres o cuatro filas de sillas dispuestas a la izquierda y a la derecha. En el centro, el escenario, que no está elevado, se cambia dependiendo de las diferentes representaciones.

A la hora de las funciones, los artistas están cara a cara con el público. No hay cortinas, el juego de luces y la ambientación del escenario son los elementos potenciadores del ambiente. Esta forma de teatro logra que el espectador se meta de lleno en la obra y se encuentre frente a frente con los personajes y con la historia narrada.

Inaugurada el 14 de enero de este año, la Nao 8 es un centro de arte alternativo, una sala destinada a la promoción de los nuevos esquemas culturales. Es un espacio cuya principal misión es la promoción, exhibición y formación de obras de teatro y artes escénicas en Madrid.

Uno de sus creadores, Luis Muñoz, nos cuenta que la sala tiene vida propia. Varias personas que se acercaron por allí en sus primeros días de vida, muchos vecinos de la calle Nao, comenzaron a contarle que la sala había sido varias cosas a la vez. Desde un burdel de posguerra,  hasta un búnker de la guerra (su forma de bajo y sus pasillos lo verifican) pasando por  un casino clandestino chino.

La sala tiene vida propia, su genuina historia se presiente cuando uno recorre la sala.

Una de las obras de teatro que se está representando desde hace ya tres meses, y que se ha prorrogado debido a su éxito, es Pánico, una obra que se adapta totalmente al tipo de sala de representaciones que alberga el espacio de la Nao8. Dirigida por Vicente Granados, quien también actúa en la obra, Pánico está también interpretada por el autor Cesar Lucendo.

Pánico
Los actores de Pánico

El juego de luces, el sonido y la única representación de estos dos actores recrean el estado de incertidumbre que impera en el ritmo de Pánico. Cuando uno se sienta en la sala, todo está oscuro. De repente la luz se enciende y, de la nada, aparece una persona atada a una silla. El público se queda aturdido. Después de una noche de fiesta, el protagonista, Ángel, publicista de éxito, aparece en un lugar oscuro, maniatado a una silla y sin saber qué ocurre. Empieza así su pesadilla. El ritmo de la obra logra que el espectador se despierte junto a Ángel. Pese a que puede resultar un argumento familiar, destaca en Pánico, sobre todo, el poder de evocación. Mediante el simple diálogo de los dos protagonistas, el público logra una inmersión profunda -potenciada también por los cambios de luz a oscuridad y los sonidos- en la vivencia de Ángel.

La incertidumbre de no saber si va a salir vivo, el pánico a la muerte y el no conocer qué está pasando son los elementos que imperan en la obra de Granados.

El ambiente es clave, la obra necesitaba adherirse a una estructura tan particular como es la de la sala Nao8. Pánico nació con varios objetivos a cumplir y entre ellos se encontraba la idea de que fuese una escenografía que resultase sencilla, pues ello les permitiría hacer bolos en otros lugares de Madrid y un montaje sencillo.

La obra se estrenó en la sala Nao 8 el pasado 5 de septiembre. Puede verse en la propia sala los sábados 14, 21 y 28 de noviembre a las 22:00 horas.

Además de Pánico y entre la programación de este mes se encuentran las siguientes obras:

Inaguración, de Vaclav Havel:  Los jueves 12, 19 y 26 de noviembre.

Capítulo, III, todo es plástico, de Darío Sigco: Los jueves 12, 19 y 26 de noviembre.

Creo en Dios, de Francisco Sanguino y Rafael González: Los viernes 13, 20 y 27 de noviembre.

Praga, de Javier de Dios: Los viernes 13, 20 y 27 de noviembre y los sábados 14, 21 y 28 de noviembre.

Alba Vila Nogueira

Los lugares son fundamentales para mí. Descubrirlos, conocerlos y mimetizarme con ellos son las razones que me llevan a viajar y que me inspiran a la hora de escribir.

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