Variaciones sobre un tema

La Celestina

Tienen aún tres semanas para decidirse en cuanto a la vigencia de La Celestina. Pero tengan presente el espíritu del Carpe Diem, y recuerden que, como dice la alcahueta: “nadie es tan joven que no se pueda morir mañana, ni tan viejo que no pueda vivir un día más”.

La Celestina

 

Cuando se habla de la “increíble vigencia” de una obra en los tiempos que corren, normalmente pueden pasar dos cosas: que sin modificación alguna, la resemblanza con la actualidad sea evidente a los ojos del espectador o que, con el propósito de destacar dicha comparativa, la obra haya sido trasladada a los tiempos modernos.

Al estudiar La Celestina como texto, pocos de nosotros hubiésemos insistido en su “vigencia”. Probablemente hubiésemos hecho hincapié en su erotismo, en el definido carácter de los personajes, o en la moralidad que subyace en la obra.

Sin embargo, tampoco hubiésemos negado que la situación pudiese darse (en cierta forma) hoy en día… Ante la pregunta ¿es La Celestina una obra increíblemente vigente? Nos hubiésemos quedado confusos.

Algo parecido ocurre ante el montaje que hasta el 28 de Octubre presenta en el Fernán Gómez a Gemma Cuervo como la hechicera de Fernando de Rojas. A medio camino entre el medievo y un loft neoyorquino, la escenografía es lo primero que sorprende, y aunque un aire indudable de técnica envuelve a todos los actores, Gemma Cuervo destaca como la más natural del elenco, a su manera. Del mismo modo, el vestuario se sale de lo esperado, situado en una atemporalidad que lo vuelve válido.

La obra, que se estrena en Madrid tras su gira nacional, nos muestra una nueva versión del clásico, adaptada por Eduardo Galán,  que se aleja de las Celestinas que últimamente habíamos visto, con Nuria Espert o con la más contemporánea teatralización de la compañía andaluza Atalaya. En esta ocasión, la dirección corre a cargo de Mariano de Paco Serrano, de quien Cuervo ha confesado “es el director con quien más felicidad artística he alcanzado”.

Tienen aún tres semanas para decidirse en cuanto a la vigencia de La Celestina. Pero tengan presente el espíritu del Carpe Diem, y recuerden que, como dice la alcahueta: “nadie es tan joven que no se pueda morir mañana, ni tan viejo que no pueda vivir un día más”. 


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