En 1892 Rafael Fernández abrió varias tabernas con el nombre de La Ardosa, en recuerdo del pueblo del mismo nombre de la provincia de Toledo. La de la calle Colón número 13 conserva todavía elementos de su decoración original, como el rótulo de cristal gravado, los azulejos o el ventilador. Lugar genuino donde los haya, La Ardosa es un local auténtico, de finales del siglo XIX, huele a antiguo y cada detalle forma parte de su historia.
Si hay una palabra que describe esta bodega es la cerveza. No hay cañas, sólo pintas o medias. A lo británico. Los camareros se toman su tiempo después de servirla, retirando la espuma. Además, hay un ránking de cerveceros del mundo que pasaron por allí. También ofrecen un vermouth: fresquito y suave. De sus paredes destacan toda una colección de fotos de antaño como la atente mirada de Goya. Los mosaicos lucen en su justa medida, adornando un diploma entregado por los Maestros Cerveceros Checos confirmando La Ardosa como el mejor local expendedor de cervezas Pilsen en España.
Pero vamos a lo importante: la pitanza. Tapas y pinchos immejorables a unos precios asequibles. Destacan la morcilla de foie, los arenques, los marinados al Jerez, la tortilla de patatas, el salmorejo cordobés, la empanada de atún, la cecina de León o las croquetas de bacalao y cabrales. Una delicia para el paladar.
Una curiosidad es el hecho de tener una sala detrás de la barra. Como también el polvo que rodea todas las cervezas. Es tan evidente que se aprecia sin ninguna dificultad, reconformando la autenticidad del local. El servicio es rápido, teniendo en cuenta que por la noche está completo y es difícil encontrar un taburete.
En resumen, La Ardosa es una bodega única donde se enseña a degustar la cerveza de forma diferente y a dar importancia a la forma de servirla. Una taberna centenaria con solera, un paraíso cervecero.
