Jorge Ribalta: desacralizar en blanco y negro

casa sin fin

Las señas de identidad de un país, de una región, de cara a los demás se centran muchas veces en los estereotipos. En el caso de España en general, y de Andalucía en particular, nos topamos con el taconeo, las castañuelas y el volante. Quejío, palos, palmas y un cajón. Un sistema cultural con una idiosincrasia muy particular que acaba mezclando, en las más ocasiones, raíz y dinero.

 Laocoonte salvaje es una serie de 200 fotografías (copias en gelatinobromuro montadas en paspartú. 50 x 50 cm cada fotografía enmarcada) expuesta en la galería La casa sin fin (C/ Dr. Fourquet, 11, Madrid) hasta el 21 de abril. Las instantáneas recogen un trabajo fotográfico de varios años sobre los espacios del flamenco. Un repertorio de imágenes que pone al día la geografía visual del flamenco, alzando los ojos y el visor de la cámara más allá de los iconos impuestos y el canon marcado. Un intento de hacer visible la trama del sistema cuasi sagrado del flamenco, además de la tensión entre lo popular y las políticas económicas más que culturales relacionadas con el mismo.

El flamenco ha entrado en una suerte de vorágine de democratización en tanto en cuanto se ve, y se asume por instituciones mundiales, como un patrimonio inmaterial de la humanidad. Quizás precisamente por eso se está intentando explotar la gallina de los huevos de oro y hay quien arranca pedazos de la herencia de este fruto de la mezcla de sentimientos y expresiones culturales de varias civilizaciones para comercializarlos. Jorge Ribalta ha conseguido plasmar en blanco y negro esa mezcla de añoranza por lo que fue la historia del flamenco y su entorno, aunque no neguemos que en algunos sitios sigue siendo, y la desacralización que va cubriendo guitarras, cantes y cajones.

jorge ribalta

Manadas de japoneses que pagan miles de euros por unas rutas que les permitan pasear y disparar voraces cámaras en el barrio gaditano de La Viña o en el Pasaje Chinitas de Málaga con olor a una noche llena de orín funcionan como una serpiente salvaje estrangulando la mirada fuerte del Laocoonte patriarca que mantiene, con sus hijos, un tablao donde actúa cada noche una de las nuevas voces que pretende salvar del olvido todo esto.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.