Jaymes Young regresa con su nuevo álbum ‘Feel Something’

Jaymes Young

Jaymes Young

A la música se le atribuyen muchos poderes, desde dar energía hasta ahogar penas o sanar heridas que de otra forma no se hubieran curado. Hay tantas canciones y tantos artistas a día de hoy que, a veces, algunos cantantes se pierden en esa inmensidad, esperando ser encontrados por alguien. Es el caso del estadounidense Jaymes Young (1991). Si no lo conoces es difícil dar con él, pero una vez que has llegado hasta este compositor, es complicado desprenderse de sus canciones por la sinceridad de sus letras y su atractivo vocal.

Este chico de tan solo veinticinco años, que acaba de lanzar un nuevo álbum, llegó en 2013 con Dark Star, un EP que contenía cinco canciones: Dark Star, Two More Minutes, One Last Time, Moondust y Wondering. Más tarde lanzó un disco con el mismo nombre que incluía los temas anteriores junto con otras ocho canciones más.

Ese mismo año firmó un contrato con Atlantic Records, con la que lanzó en 2014 el EP Habits Of My Heart, que contiene, entre otras, I’ll be good. “Nos lastimamos a nosotros mismos cuando herimos a otros”, comenta el estadounidense sobre este melancólico canto. Su voz se abre paso a través de una musicalización muy sencilla, arrojando las palabras con aplomo. El negro, el gris y el blanco predominan en un videoclip minimalista que no hace más que acentuar las emociones que despierta la canción. No hay bailes, no hay imágenes espectaculares, solo una sucesión de planos en los que se refleja el daño que podemos llegar a infligir. Así es Young. No necesita nada más para hacer música porque utiliza su propia voz para desnudar su alma, creando temas tan íntimos y emotivos como este.

 

El cantante juega con los sonidos electrónicos para hacer una música muy personal. “No me veo a mí mismo como uno de esos románticos tristes, pero el amor es lo más importante del mundo y la única forma en que hacemos algo, lo veo como un tema muy importante para escribir», confiesa. Aunque sus canciones versen de algo tan trillado como el amor, el estadounidense nos regala, con cada single, pequeñas historias para reflexionar y sentir con los oídos y el corazón.

Young se está haciendo, poco a poco, un hueco en el mundo musical. En 2014 colaboró con Birdy y David Guetta en I’ll Keep Loving You, tema que está incluido en el disco Listen del DJ. Volvió a juntarse con Birdy para realizar Best Shot, canción que forma parte de la banda sonora de la película Bajo la misma estrella.

El pasado 23 de junio sacó Feel Something, un disco que cuenta con un total de doce canciones que van desde el R&B hasta la electrónica, pasando por el pop. En este último trabajo, Young le ha dado más protagonismo a la música electrónica, creando temas que dejan un poco indiferente como es el caso de Black Magic o Two People. No obstante, entre estas canciones más anodinas se encuentran verdaderas joyas musicales.

La intensidad de Sugar Burn y el ambiente íntimo de Stone recuerdan a I’ll be Good, uno de los mejores trabajos de este artista que también está incluido en este álbum. Con canciones como esta, Young demuestra que solo necesita un acompañamiento sencillo para remover todo tipo de sentimientos.

Sin embargo, la esencia del cantante se pierde en algunas canciones por culpa del excesivo uso de ritmos electrónicos como ocurre con Tied Down. Su voz se diluye en un atronador estribillo que no aporta nada a la canción. En cambio, Don’t You Know bebe de la electrónica sin que esta resulte desagradable para crear una canción oscura y pegadiza.

Solo es cuestión de tiempo que este artista y compositor empiece a destacar en el panorama musical actual porque ya ha demostrado con I’ll be Good, Stone, What Should I Do y Habtis of My Heart que tiene mucho que ofrecer.

Cristina García

Siempre he tenido mis monstruos, aunque nunca fueron a verme. Simplemente convivían conmigo. Y empecé a escribir para intentar aplacarlos. Aquello se convirtió en hábito cuando descubrí que con las letras podía mantenerlos encerrados. Así que construí mundos enteros. Después llegó el periodismo y, con él, el amor por la cultura.

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