Ha llegado la hora de los elegidos

Los tiempos que corren no son comparables a la devastación moral, material y física que supuso la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, muchos de los jóvenes seguimos desorientados, sin saber qué va a ser de nosotros. ¿Seguimos al rebaño o perseguimos con todas sus consecuencias la meta que verdaderamente deseamos?, ¿luchamos para sobrevivir con dignidad o nos sumamos a la comodidad y la ignorancia? Y estas preguntas no son metafísicas, para nada, son preguntas acerca de una realidad y un destino amenazador que puede llegar a destruirnos.

Y es en este punto cuando Demian, uno de los libros más reconocidos de Herman Hesse, debiera llamar a la puerta de todos los jóvenes. Un libro que en sus ciento ochentaisiete páginas habla del difícil camino que debe recorrer Emile Sinclair para despojarse del mundo puro e ideal, representado por sus padres, y a la vez para alejarse de la perdición, encarnada en el despiadado Kromer. La figura de Max Demian acompañará a Sinclair a lo largo de toda su adolescencia y juventud como si se tratase de una deidad, una especie de voz interior conducirá al joven a aceptar el destino personificado en Fau Eva, la madre de Demian, y a ser él mismo, sin miedo a conocer lo desconocido.

 

Sin embargo, el libro de Hesse a veces adquiere cierto elitismo. “Los marcados” por el estigma de Caín son los elegidos para reconstruir un mundo corrompido por el miedo a alcanzar la autenticidad individual. Una especie de raza que tiene como Dios a Abraxas, una divinidad simbólica que representa el bien y el mal, que une «lo divino y lo demoníaco”La espiritualidad y las referencias bíblicas podrían indicarnos que Hesse cree en una especie de secta conformada por los elegidos, un grupo de personas que se acercarán a la verdad y que deberán representar la «voluntad de la humanidad”.

Al margen de interpretaciones sectarias, la idea principal del libro es su voluntad de lucha por conseguir la autenticidad para desmarcarnos de “la miseria de los ideales actuales”. Como le dice Max Demian a Emile Sinclair, “sólo se tiene miedo cuando se está en disensión consigo mismo. Tienen miedo porque nunca se han reconocido a sí mismos”. Si tomásemos conciencia de lo que somos, de lo que queremos y, luchásemos por ello, ¿qué ocurriría?

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