Enrique V conquista Netflix

Timotheé Chamalet como The King

Lejos de las películas navideñas con las que Netflix nos suele aturullar ya por estas fechas este noviembre la plataforma ha decidido ponerse la armadura y atreverse con, ni más ni menos, una adaptación de una de las obras pertenecientes a la “tetralogía Lancaster” de William Shakespeare: Enrique V.

Timothée Chalamet interpreta a Enrique V

Allá por finales del siglo XVI, cuando el autor comenzó a escribir sobre la vida de personajes históricos como Ricardo II, Enrique IV o el propio protagonista de esta película, ni siquiera eran tan importantes en el imaginario popular, fue el propio Shakespeare el que convirtió a estos reyes en posteriores referentes.

Al principio, si no has realizado una breve labor de investigación previa, resulta confuso intentar relacionar este mítico personaje con la película, ya que esta producción no lleva el título original de la obra, por el sencillo motivo de que no se trata de una adaptación estrictamente dicha, sino que también incluye fragmentos de su predecesora: Enrique IV. Es por esta combinación por lo que el título final ha resultado ser The King, englobando el concepto general.

Tras su paso por el Festival de Venecia ha llegado a Netflix prometiendo ser una de las películas épicas del año contando con un equipo técnico y artístico envidiable así como con una labor de marketing que ha provocado que todo el mundo estuviera pendiente de su fecha de estreno, el 1 de noviembre. A pesar de que dos semanas antes llegara a salas contadas alrededor del mundo, no ha sido hasta este viernes cuando se ha notado su impacto en el público.

David Michôd llevaba trabajando en esta adaptación unas semanas en el año 2013 cuando a los pocos meses se unió a la escritura de guion Joel Edgerton al que, además, hemos podido ver como uno de los protagonistas (interpretando a John Falstaff). El cariño con el que se han tratado los diálogos shakesperianos es evidente y nosotros no hemos sido los únicos que hemos confiado en ello, sino que la película cuenta con importantes productores que vieron el potencial de esta historia desde el inicio, como Brad Pitt o Dede Gardner.

Pero ahora nos toca preguntarnos, ¿el cariño lo perdona todo? Y es que tenemos que tener en cuenta que, con más o con menos profundidad, una película debe ser entendida, no por todos de la misma manera, ni mucho menos, pero es que si de algo peca The King es de no terminar de cohesionar en su forma y de dejarnos en numerosas ocasiones con el interrogante en la boca.

Es cierto que si no conoces un mínimo la biografía de Enrique V, interpretado por Timothee Chalamet, probablemente te cueste empatizar con su historia y su contexto, y eso es algo en lo que la película tarda en ayudarte. Eso sí, en cuanto vas reconociendo a los personajes, todo adquiere el doble de sentido. También ayuda que se trate de una adaptación y no se lleve la carga emocional e intelectual de los diálogos originales de la obra lo cual hace al film mucho más asequible.

De la misma manera, algo que forma parte del legado de los textos shakespearianos y que sí se ve reflejado en esta película son los tres actos, las dos horas que dura la producción están divididas de forma natural –sin avisos ni rótulos- en las tres etapas en las que transcurre nuestro protagonista en esta parte de su vida.

Timothee Chalamet interpreta a un joven rey que evoluciona en muy poco tiempo lo que a otros les cuesta una vida. Con sólido aplomo el protagonista pasa de un joven que se emborracha noche sí y noche también a heredero de un trono que nunca quiso, pero que su padre, al que odiaba y honraba al mismo tiempo, le hizo prometer que heredaría y merecería. Poco después tuvo que verse envuelto en una guerra con la que tampoco estuvo de acuerdo nunca, pero que inherentemente su pueblo necesitaba que luchara, debemos recordar que el contexto de Enrique V es el comienzo de la guerra de los Cien Años y la eterna lucha entre Francia e Inglaterra, que terminó con la victoria de éste ultimo reino, al menos por un tiempo.

En este conflicto, que denominaríamos el segundo acto de la obra, aparece el adversario, el Delfín de Francia, tercer hijo del rey galo Carlos VI e interpretado en esta ocasión por un afrancesado Robert Pattinson. Sin duda se trató del alivio cómico de toda la trama. Aún así su carácter excéntrico y despiadado llevaban a la confusión en más de una ocasión. Dentro de la sobriedad del film de vez en cuando nos encontramos riendo a carcajadas por los diálogos de este personaje que son cuanto menos curiosos-. Además, el visionado en versión original de la película no tiene desperdicio si quieres disfrutar durante unos minutos del exagerado acento francés que usa Robert Pattinson para este papel.

Joel Edgerton y Sean Harris se llevan la palma en cuanto a actores veteranos. El desarrollo de sus personajes, aunque algo predecibles (recordemos que es Shakespeare), les hace roles muy similares y a la vez muy distintos, también dependiendo de en qué punto de la obra te encuentres con ellos. Ambos actores británicos han sabido defender sus respectivas personalidades con el honor propio del tema dramático.

La fotografía es algo que no puedes dejar pasar si has visto The King. ese tono amarronado y seco que se encuentra durante toda la película es una de las piezas claves para  que la mente no se distraiga de lo que tenemos ante nuestros ojos, el encargado de que esto funcionara ha sido Adam Arkapaw, que ya cuenta con marca propia. Es el mismo profesional que trabajó durante la primera temporada de True Detective y, además, no es la primera vez que se enfrenta a un paisaje shakespeariano, ya que hace cuatro años fue el encargado de llevarnos al universo de Macbeth (Justin Kurzel).

En definitiva, The King, ha sabido defender lo que llevaba prometiendo desde hace meses y, en gran parte, ha sido gracias a la seriedad de los actores respecto a este trabajo. Han sabido llevar un guión que no se presentaba sencillo en numerosas ocasiones y darle el carácter que necesitaban sus personajes dentro de una marco de fotografía y sonido que ha provocado que el conjunto de todo ello nos mantuviera las dos horas pegados a nuestra pantalla de confianza.

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