EN BÚSQUEDA DE SU EQUILIBRIO HISTÓRICO

Nace tras la caída del muro en Berlín y se llama Kunsthaus Tacheles. Es un edificio mítico, símbolo del movimiento okupa, una asombrante aglomeración de espacios de arte alternativo. En su descripción no se pueden evitar los clichés; si lo hiciera, le descontextualizaría. Tacheles es auténtico, vivo, democrático, con propias limitaciones en cuanto a los comportamientos y los hábitos permitidos detrás de sus paredes y ya se ha convertido en icono emblemático de Berlin. Los símbolos no se pueden cerrar o demoler frente a los ojos de todos, pero sí, se pueden subastar públicamente. Y esto es lo que va a suceder con Tachels.

 

Veintiún años de convivencia natural de diversas formas de expresión, alojando a una gran diversidad artística y nacional – Tacheles ya no es un teenager. Pero su verdadera historia empieza mucho antes y curiosamente demuestra como con los años todo cambia, como si existiera un afán de equilibrio existencial que al final todo se neutraliza y el resultado de la competencia de ideologías queda empate.

El siniestro y decadente edificio se encuentra en el antiguo barrio judío de Berlin, en Mitte. Su nombre Tacheles viene del hebreo y significa “revelar” o “hablar con claridad” y es más que apropiado si tenemos en cuenta la inquietante necesidad de libertad de los artistas berlineses tras una época de represión en la Antigua República Democrática Alemana.

Tacheles tiene un fondo histórico que ya es suficiente para visitarle. Ha sido construido como un centro comercial en el año 1907 bajo el emperador Friedrich Wilhelm Viktor Albrecht von Hohenzollern con lo cual obtuvo el nombre Friedrichstraßenpassage. Durante la Segunda Guerra Mundial se convierte en el principal cuartel ex cuartel de SS y luego pasa por las manos de Federación Alemana de Sindicatos Libres y el Ejército Nacional Popular de RDA. Un pasado que ha generado la energìa necesaria para la transgresora conversión del edificio en una casa okupa, que dividida en diferentes espacios artísticos ofrece al visitante un colorido viaje por el mundo creativo del arte.

El edificio es oscuro, arruinado, de un agudo olor de excrementos, que por parte se debe de la mala canalización del edificio y por otra – del frívolo concepto de limpieza de sus habitantes. Hay más de 30 estudios ocupados de aproximadamente 50 artistas, cada uno paga unos 50 centavos de alquiler a Fundus Investment Group, empresa que está en bancarrota desde 2007.

Los pasillos y escaleras están densamente cubiertas de graffitis en un épico esfuerzo de no dejar ni un milímetro de pared desnuda y gris. Der goldende Saal, la sala dorada, que se hizo famosa en la RDA como el cine “camera” sigue ofreciendo al público conciertos, actuaciones y performances en el ámbito de las Bellas Artes.

Der blaue salon, la sala azul, está situado en la quinta planta y fue utilizado como laboratorio y estudio hasta 2002, pero ahora este espacio es perfecto para exposiciones por la luz exterior que ilumina toda la sala. En el Tacheles no solamente se ven las obras terminadas, los artistas empiezan a aparecer y trabajar por la tarde.

El patio es un verdadero laberinto de contenedores e improvisadas marquesinas, de puertas decoradas de chapas de madera y plásticos ondulados. Entre todos destacan como guardianas las gigantescas esculturas de metal de Huseyin Arda, animales y creaduras míticos que nunca han existido, dignos para la imaginación de Bosco.

Centro de okupas y artistas, trampa para turistas, monumento arquitectónico, Tacheles es todo a la vez. Pero por encima de todo es una de las primeras libres iniciativas artísticas del unido Berlin y seguramente después de la subasta del 1 de Abril se va a acabar con el edificio tal y como lo conocemos en este momento. Solo con el tiempo se verá cuál va a ser su siguiente uso, espero no volverá a ser centro comercial otra vez. Pero, desgraciadamente (o no), en la vida todo tiende a buscar el equilibrio.

 

Deja una respuesta

Your email address will not be published.