El por qué de la crisis

eldilema[1]

 

Hace algunos años España se vio atrapada en una crisis, una crisis que hizo que su calidad, reputación e importancia disminuyesen considerablemente de cara al exterior, incluso interiormente. La situación se complicó mucho más de lo que cabría esperar. José Luis Rodriguez Zapatero se encontró golpeado en pleno periodo presidencial, (2004-2011) por la peor situación económica que el país se había visto obligado a afrontar desde hace mucho tiempo. La cosa no hizo sino empeorar cuando el 12 de mayo de 2010, el presidente estuvo en la tesitura de comunicar al Congreso de los Diputados las drásticas medidas que tenía que tomar para evitar el rescate a España, rescate que ya se solicitó en otros lugares y que los demás tendrían que pedir posteriormente. Fue un duro golpe adoptar tantos recortes sin previo aviso cuando el propio dirigente había declarado tiempo atrás que todo estaba bien y que no existía crisis de ningún tipo.

Además de la grave tesitura monetaria que conllevó toda la situación, en una misma escala de valores está la imagen pública, y la de Zapatero empeoró muy drásticamente, con mucha razón para algunos, sin motivos suficientes para otros. Empezó a adquirir una reputación que dejaba mucho que desear, con motes, comentarios despectivos e incluso pequeños insultos a su inteligencia, como que tuvo que aprender economía en una tarde y semejantes. Por causa de las circunstancias se fue convirtiendo en uno de los presidentes más impopulares de la historia, pero la cuestión es que, le pese a quien le pese, la clase política es extremadamente criticada, sus acciones no suelen satisfacer a la ciudadanía y muchos creían, acertadamente, que tras él no vendrían dirigentes mejores.Zapatero

Quizá el motivo de publicar El dilema, 600 días de vértigo, (editorial Planeta) es precisamente justificarse, no ya por su mala manipulación del liderazgo, por sus deciciones poco acertadas o por las consecuencias que trajo su inexperiencia o mal hacer, sino ya por algo más capital que todo eso, porque tuvo que poner a todos entre la espada y la pared. Este libro, escrito por él mismo, es toda una disculpa en forma novelada y es una manifestación del clásico refrán «Mal de muchos, consuelo de tontos«, es una apología de «Yo evité el rescate mientras muchos otros tuvieron que acudir a él». Tal vez la salida a librerías de este tomo actúe también, o pretenda actuar, como una especie de atenuante para todos aquellos indignados, (que son muchos), aquellos que buscan un cambio en el sistema político de este país. No se sabe qué hacer ya para arrojar balones fuera.

El producto no ofrece nada nuevo, no es el primero escrito por políticos que han atravesado innumerables  apuros y se han visto obligados a explicarlos públicamente para dulcificar sus culpas. La lectura nunca está de más y, seguramente, resultará enriquecedor para los más adictos a los libros sobre política. Al resto de la población no le aportará demasiado, más confesiones a medias y explicaciones tardías, porque en política nunca termina de quedar todo claro. Prescindible, aunque no malo del todo.

Cristina González Boyarizo

Periodista, redactora de la sección cultural en www.lasemana.es. Actualmente cursando Máster de Periodismo Cultural.

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