Arco despide su gira ‘Uno’ en Sala Caracol

El 18 de febrero despedimos en la Sala Caracol la gira Uno de Arco, la primera en solitario del cantante del extinto Puchero del Hortelano. Acompañado por el telonero Maximiliano Calvo y sus sonidos latinos en acústico, Antonio Arco comenzó su actuación alrededor de las 10 de la noche.

Se respiraba un aire familiar, un buen ambiente y unas ganas de bailar al son de los ritmos aflamencados y rockeros de Arco, en una sala llena, pero no abarrotada, de un público que se fue entregando, cada vez más, a medida que iba avanzando el concierto. Hay que decir que Uno suena muy bien en directo, quizá incluso mejor que en el propio disco, que tocaron entero. También hubo sitio para los nostálgicos del Puchero, con temas como Manuel o Las Pelusas y, tras pedirla el público, Tú eres eso, la canción a la que, como el mismo Arco nos contó en la entrevista que pudimos hacerle, más cariño le tiene el cantante.

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Tras esta actuación, Arco se ha marchado a Latinoamérica para actuar en Lima, Santiago de Chile y Buenos Aires; después, le toca aterrizar en Texas, en el SXSW Festival. Regresará a los escenarios españoles el 28 de abril en el Cadizfornia Fest y, a partir de entonces, podremos escucharlo en diversos festivales veraniegos como el Clownia, el Granirock, el Rabolagartija y el Granada Sound el 22 de septiembre, tras lo cual nos tiene prometido un adelanto de las nuevas canciones que formarán su segundo disco.

Se notan las ganas de empezar una etapa nueva, que se pone en marcha con muchos éxitos, una inmejorable respuesta del público y muchas canciones que toca con orgullo e ilusión. En la portada de Uno encontramos un rojo corazón, porque el disco está escrito desde el corazón y para los corazones de los que lo disfrutamos, y eso también se percibe con facilidad.

 

 

Rocío Goitia Herraiz

Malacitana, cinéfila, lectora y deslumbrada por todo lo artístico. Cuando digo que soy historiadora del arte, en el momento inmediato a las miradas de compasión, me preguntan si dibujo bien. Siempre contesto que se me dan estupendamente las casitas y los soles en la esquina del folio. Mi inutilidad con el lápiz es lo que me llevó a estudiar a los grandes maestros. Ahora es el turno del periodismo, a ver si aprendo a compartir esa fascinación con los demás y, quien sabe, si a contagiarla.

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