Cerca del mar

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La casa mediterránea en los años 50

El museo ICO de Madrid expone hasta el 12 de enero de 2020 las arquitecturas italiana y española en torno al mar Mediterráneo de los años 50. “La casa mediterránea” entendida como una arquitectura adaptada al lugar y su tradición.

Canet de Mar, Barcelona. Desde la Casa Rovira diseñada por José Antonio Coderch se ve, se huele, se siente el Mediterráneo. La luz cálida de la tarde envuelve el mar y la piedra blanca. Es la imagen proyectada sobre una pared lisa en la primera estancia de la exposición del museo ICO de Madrid.

Unas salas más adelante, aguardan planos, fotografías, dibujos y explicaciones sobre la arquitectura de la casa mediterránea en la España e Italia de los años 50. Un proyecto cultural que actualiza la idea de lo doméstico, recupera valores autóctonos del Mediterráneo y se relaciona con el paisaje que le rodea. Pero antes de la Casa Rovira, construida en 1967, hay que comenzar por los primeros años 30.

En esta época, Bernard Rudofsky, arquitecto austriaco y destacado teórico del diseño contemporáneo, colaboraba activamente en los estudios de Luigi Cosenza y Gio Ponti, importantes arquitectos italianos. Ponti era, además, el director de la revista de arquitectura y diseño, Domus. Con esta amistad se desarrolló una nueva y sugerente interpretación de la “casa mediterránea” que dio lugar a la creación de diversas obras arquitectónicas, siempre presentes entre las páginas de Domus.

 

“La Modernidad es una actitud ante la vida”

 

Rudofsky, en sus investigaciones sobre la casa y tradiciones mediterráneas en 1938, proponía la arquitectura como “un espejo de la sociedad”, afirmando a su vez que “no necesitamos una nueva manera de construir, sino una nueva forma de vivir”.

Entre 1937 y 1938, Gio Ponti y Bernard Rudofsky crearon varios diseños arquitectónicos para la revista Domus que nunca se llegaron a construir. En un marco de madera clara se puede observar el boceto de una de las partes del que iba a ser un hotel en el bosque de San Michele. Tejados planos, fachadas blancas, árboles que custodian el entorno y el Mediterráneo en el horizonte. Rudofsky escribía en la revista Domus que “la Modernidad es una actitud ante la vida: una forma de pensar, de conocer, de juzgar, antes que de «decorar»».

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Proyecto de hotel en el bosque de San Michele. Gio Ponti.

En 1938, Rudofsky colaboró con Luigi Cosenza en el diseño de la Villa de Oro en Posilipo, proyecto también publicado en Domus. Una casa construida en la costa napolitana, en lo alto de las rocas. Fachadas lisas y blancas bañadas por el sol, mirando al Mediterráneo.

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Fotografías de la Villa de Oro en Posilipo

El poblado de pescadores del Perellonet son pequeñas casas blancas con una franja azul a los pies, con forma de tienda de campaña y unidas las unas a las otras. Fue un proyecto de Carlos de Miguel González que finalizó en 1953 para alojar a familias de bajo poder adquisitivo, manteniendo la esencia de un tradicional poblado de pescadores.

En 1949, Gio Ponti y Alberto Sartoris, también arquitecto, participaron en la V Asamblea Nacional de Arquitectos que llevó al descubrimiento internacional de José Antonio Coderch y Manuel Valls. En la asamblea, Ponti y Sartoris se sirvieron del “mediterraneísmo” para acceder a la renovación arquitectónica. Es la tradición que perdura, como en la barriada blanca del Perellonet.

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Imágenes del poblado de pescadores del Perellonet

Con la IX Trienal de Milán de 1951 la arquitectura española entró en el debate internacional como la reconsideración de la arquitectura popular. El pabellón español, a cargo de José Antonio Coderch, comisario de la exposición junto a Rafael Santos Torroella, crítico de arte, consistió en un montaje surrealista que mezclaba arte pasado, arte moderno, objetos artesanales, y ponía en relación la arquitectura gaudiniana con casas ibicencas.

José Antonio Coderch y Manuel Valls crearon varios proyectos juntos, como la casa de campo de Cala D’Or en la isla de Mallorca. Desde cada ventana se ve el mar. Está formada por distintos cuerpos, como si fuera un “caserío”, con la naturaleza del entorno intacta, formando parte de la casa. Se puede andar por el tejado, de distintos niveles, con escaleras y árboles en cada rincón.

Durante los años 50, Coderch ejerció como corresponsal de la revista Domus en España. En este periodo creó varias construcciones de arquitectura doméstica en el entorno mediterráneo, influyendo en proyectos de otros arquitectos como Federico Correa, Alfonso Milá, Peter Harnden y Lanfranco Bombelli.

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Fotografías de la casa de campo en Cala D’Or en Mallorca

En los 50, diversos arquitectos como Francisco Juan Barba Corsini, Bassó & Gili, Antonio Bonet Castellana, Bohigas & Martorell etc., edificaron numerosas villas y casas unifamiliares a lo largo de la costa meridional española, con diferentes interpretaciones y miradas del imaginario mediterráneo.

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Imágenes de varias edificaciones de Antonio Bonet Castellana

Canet de Mar, Barcelona. La Casa Rovira de Coderch tiene un salón con ventanales inmensos, un palco hacia el Mediterráneo. En verano, la brisa marina entra y sale por las ventanas abiertas. Las cortinas ondean. Sol, blanco, luz. Cerca del mar.

Irene Ibáñez

Vengo de Soria, tierra de poetas. Estudié Periodismo en la Universidad de Zaragoza y escribo de vez en cuando en la revista cultural Zero Grados, donde soy redactora jefa junto a Candela Canales. // Quiero contar cuentos sin ser una cuentista.

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