¿CAPAZ O INCAPAZ?. LA MAGIA DE JUGAR

Cartel de

Si sólo pudiera emplearse un adjetivo para definir Quiéreme si te atreves éste sería, sin ninguna duda, “mágica”. “Como para tantas otras películas francesas”, dirían algunos. Puede ser, pero lo cierto es que, en éste su primer trabajo, el director galo Yann Samuell consiguió unificar solidez y simplicidad, rotundidad y sugerencia, realismo y fantasía en un filme que, ante todo, huye de la idea de dejar indiferente al espectador: lo cautiva.

Una historia simple. Dos niños inventan un juego que durará todas sus vidas. Una historia sólida, bien llevada a cabo por unos actores que se convierten en sus personajes. Rotundidad en la fotografía, en el montaje, en el guión. Guiños sugerentes en frases, actitudes, sorpresas iniciales y finales. Crudo realismo en temas tan actuales como el cáncer o la inmigración. Fantasía… simplemente a raudales en la parte inicial de la película, donde un Thibault Verhaeghe encantador ejerce de narrador de su propia historia, la de Julien Janvier, un niño de ocho años que comparte todos sus juegos y fantasías con su amiga Sophie Kowalsky (Joséphine Lebas), hija de un matrimonio de inmigrantes polacos.
Fotograma de
Un juego de tan sólo tres palabras, “capaz o incapaz”, es la base de la película. Sophie y Julien son castigados, separados y aislados por retos como tirar un tintero, orinarse delante del director de la escuela o pronunciar palabras como “boñiga” en clase. Pero, como ellos mismos dicen, separarlos es imposible, y, con el paso de los años, los retos continúan, y el halo de inocencia de los primeros juegos se transforma en otros más duros: “no serás capaz de hacerme sufrir”, “no me vas a ver en cuatro años”, “quiéreme…”.

La película es una oda a las barreras de las emociones, pero no a las que surgen, sino a aquellas que se levanta cada uno por iniciativa propia. Un guión exquisito, con mil frases que se quedan grabadas en la memoria de cualquiera, una música simple, constante y versionada hasta la infinidad (la base melódica de toda la película es la eterna ‘Vie en rose’ de Edith Piaf), unos actores protagonistas que cautivan y una fotografía colorista, cuidada y original son las grandes bazas que Samuell ha jugado para ganar la partida. Y, sin grandes herramientas de márketing, con los años la película ha ido pasando boca a boca, con el tiempo, hasta llegar a un público enorme que probablemente ni se enteró de su estreno en cine.

Fotograma de Es de destacar el trabajo de Guillaume Canet en el papel protagonista, tierno y encantador. Julien es un personaje que encandila, que, con su evolución a lo largo de la película, no deja de oscilar entre el camino normal de la vida y las insanas desviaciones que le ofrece Sophie. Y el espectador, cercano a Julien, no podrá sino enamorarse de la deliciosa locura de una Sophie encarnada por Marion Cotillard, quien, curiosamente, tras protagonizar una película en la que la voz de Edith Piaf es clave, años después ganaría un Oscar por su interpretación de ella en La vie en rosede Olivier Dahan.

La comparación con Amélie puede resultar evidente. Cine que huele a Francia, que suena a acordeones a la orilla del Sena y huele a baguettes recién horneadas. Cine que mezcla realidad y magia en proporciones exactas para contar historias cotidianas, pero todo lo contrario. Sin embargo, no es así. Inocencia, magia, buen guión y buena interpretación no dan siempre el mismo resultado, y Quiéreme si te atreves es la prueba de ello. La magia que inunda la película, dura y real a la vez, desde su primer fotograma hasta el impactante final, pasando por la genial escena de la huida en coche de Julian y su monólogo interior, hace de esta película un juego que nadie debería dejar escapar. ¿Capaz o incapaz? Claramente, capaz.

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QUIÉREME SI TE ATREVES
TÍTULO ORIGINAL: Jeux d’enfants
DIRECTOR: Yann Samuell
INTÉRPRETES: Marion Cotillard, Guillaume Canet, Emmanuelle Grönvold.
Francia, 200393 minutos

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