Blanca Portillo juzga a Don Juan

Don Juan
DON JUAN TENORIO de José Zorrilla / Versión: Juan Mayorga / Dirección: Blanca Portillo/ Fotografías: Ceferino López

La actriz y directora Blanca Portillo, quien ha conquistado merecidamente el artículo que se antepone al apellido de las más grandes (La Xirgú, La Espert, La Portillo) ha asumido un riesgo digno de admirar: presentar en el Teatro Pavón, sede provisional de la Compañía Nacional de Teatro Clásico un novedoso punto de vista del Don Juan Tenorio de Zorrilla. La Portillo, con una dramaturgia de Juan Mayorga muy fiel al texto original, desmitifica al burlador sevillano. La directora apenas tiene piedad por él, y así lo hace saber en el instante final del montaje (no vamos a spoilear, pero ese último segundo es capaz de arrancar las risas y aplausos más apasionados del público).

La obra no comienza bien, todo hay que decirlo. Blanca Portillo opta por presentar a los personajes, convertidos en algo así como pandilleros de algún suburbio, con las ya manidas ropas negras y máscaras blancas. Estos elementos pudieron formar parte, algún día, de la puesta en escena contemporánea, pero, desde luego, ya no. Toda la estética de este Don Juan parece impostada, además de resultar pesada por ser poco original.

La obsesión por dejar claro al espectador que el protagonista es un «cabronazo» (perdonen la expresión) dibuja un montaje demasiado reiterativo y, en ocasiones, forzado. ¿De verdad es necesario redundar en lo que Zorrilla ya escribió? Aunque la figura del Don Juan haya sobrevivido a los siglos como un seductor abanderado del romanticismo, en el texto del escritor vallisoletano ya se muestra su personalidad tramposa y cobarde.  El actor Jose Luis García-Pérez resuelve, de forma sobresaliente, el difícil ejercicio de interpretar a un personaje al que se le han robado los matices.

La obra mejora a medida que avanza. El punto de inflexión se sitúa en la primera escena en la que contemplamos a Doña Inés. A partir de aquí, todo es un poco más sutil y se da un mayor aprovechamiento de los recursos escenográficos. Eso sí, para que las mesas y las paredes muten, debemos soportar procesos evolutivos eternos, adornados con canciones muy prescindibles. Todas ellas interpretadas por una Eva Martín embarazada, que ha servido a la Portillo para paliar la ausencia de la figura materna que existe en la obra de Zorrilla.

Ariana Martínez, quien interpreta a Doña Inés de Ulloa, es capaz de transmitir inocencia sin ser frágil o boba (hecho reprochable en otros montajes del Don Juan). Aunque encontramos momentos de desequilibrio o enajenación mental, la joven actriz nos regala un personaje fuerte; una adolescente hormonada con ansias de libertad, como la Julieta shakespeareana.

La actriz Beatriz Argüello, quien interpreta a Brígida, sirvienta de Doña Inés pero cómplice del Tenorio, destaca sobre un reparto correcto que no consigue desgarrar emocionalmente al espectador. Quizás porque el enfoque elegido no le permite empatizar con los personajes.

Aun así, es plausible la valentía de la Portillo. Y así lo hace saber el auditorio repleto. El montaje está lleno de desaciertos, sí. Pero es de agradecer que decida enfrentarse al Tenorio. Que tire por tierra la inmerecida reputación que ha mantenido el personaje durante siglos. Don Juan no era un héroe, no lo era en el texto de Zorrilla.  Y ahora, Blanca Portillo, más explícita que nadie, hace justicia. Bendita, bendita justicia poética.

 

DON JUAN TENORIO de José Zorrilla / Hasta el 15 de febrero en el Teatro Pavón/ Versión: Juan Mayorga / Dirección y espacio escénico: Blanca Portillo / Coproducción: CNTC, Teatro Calderón de Valladolid y Avance Producciones Teatrales / Asesor de verso: Vicente Fuentes / Maquillaje: Helena Cuevas / Música original y espacio sonoro: Pablo Salinas / Coreografía: Verónica Cendoya / Vestuario: Marco Hernández / Iluminación: Pedro Yagüe / Elenco: José Luis García-Perez, Luciano Federico Marcos, Eduardo Velasco, Daniel Martorell, Juanma Lara, Francisco Olmo, Alfonso Begara, Alfredo Noval, Miguel Hermoso, Raquel Varela, Marta Guerras, Beatriz Argüello, Rosa Manteiga, Ariana Martínez y Eva Martín.

Víctor Barahona

Diplomado en arte dramático, licenciado en comunicación audiovisual, máster en periodismo cultural... o un loco soñador.

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