Llevan 36 años llenando teatros. Lo que se dice pronto, si no fuese porque hacen falta 36 años sobre los escenarios para poder decirlo. Tricicle, la famosa compañía de teatro gestual, vuelve a Madrid de nuevo con su octavo espectáculo: Bits. La idea de la función se basa en conectar el bit, unidad mínima de información, con el gag, unidad mínima del humor. Por lo tanto, un espectáculo de humor está lleno de bits que transmiten gags a la velocidad de la luz. Tricicle son bits y como bits, en un milimilimilimilisegundo o menos, pasan de un sketch a otro a la velocidad del click del ratón virtual.
En esta ocasión, Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans (actores y fundadores) han optado por ofrecer un retrato en clave de humor de la sociedad de la información. Internet es utilizado como un nexo entre sketches, algo muy similar a cuando vemos un vídeo en Youtube y vamos enlazando con otro y otro, hasta acabar llegando a lugares donde nunca pensamos que iríamos a parar. Los actores saltan de sketch, de tema, de decorado, de personajes e, incluso, recuperan a viejos conocidos para hacerse auto-homenaje. El resultado es una sucesión de momentos hilarantes articulados en torno a un número de sketches en los que se ven implicados los más variopintos personajes y, todo ello, resuelto en apenas hora y media durante la cual el espectador consigue olvidarse de todo, incluidos esos juguetes electrónicos que la obra retrata (y parodia) tan fielmente, y entregarse únicamente a las carcajadas.
El primer número consiste, en realidad, en una presentación de los Bits, las unidades de información que nos permitirán movernos por un mundo cibernético, y que los propios componentes de Tricicle encarnan vestidos con unos trajes luminosos espectaculares, que son los que aparecen en el cartel de la obra. Tras esto comienzan a enlazarse los gags de forma vertiginosa, combinando clásicos como la avería en la carretera, el pique entre dos pescadores en la playa, los problemas con el detector de metales en el aeropuerto… con otros realmente sorprendentes e hilarantes como un inspirado homenaje a Les Luthiers, o unas señoras extranjeras en el supermercado (donde, además, hablan en un más que correcto francés) que recuerdan a lo más brillante de los Monty Python.
Pero no es cuestión de desvelar todo el espectáculo y estropear la mejor parte. Una razón más (por si hiciera falta) para correr a ver Tricicle es que este puede ser su último espectáculo de creación propia, pues han reconocido que no quieren eternizarse sobre los escenarios. Aunque no descartan una gira de despedida, lo que teniendo en cuenta que cada gira de Tricicle por España dura más de cuatro años nos hace desear Tricicle para rato. Lo que es seguro es que van a estar en Madrid, en el Teatro Compac Gran Vía, de jueves a domingo, hasta el próximo 29 de marzo. Yo no me lo pensaría.
