Tras estar once años en Londres y cuatro en Broadway, Madrid acoge desde 2017 el musical de Billy Elliot, basado en la película del 2000 dirigida por Stephen Daldry. Se representa en el Teatro Alcalá y, en estos momentos, ya ha superado los 300.000 espectadores. Por ello, es un buen momento para repasar este musical y animar a todos aquellos que no han podido disfrutar de él a que vayan a verlo.
La adaptación y dirección escénica del musical en España viene de la mano de David Serrano, mientras que el director musical es Gaby Goldman. Liderando el elenco se encuentra la reconocida actriz Natalia Millán (El Internado, Cinco horas con Mario, Amar en tiempos revueltos), quien sin duda es la mejor del reparto ya que, además de llenar el escenario con su presencia, demuestra tener una voz muy potente.
El musical, catalogado como no recomendado para menores de 8 años, cuenta la historia de Billy, un niño que crece entre violencia, hombres que hacen boxeo y trabajan en la mina. Sin embargo, él quiere ser bailarín, su deseo de entrar a formar parte de la Royal Ballet School no se ve mermado en ningún momento y, este ímpetu por conseguir su sueño, se eleva en el escenario, donde vemos un elenco de bailarines entregado y un Billy que domina la técnica del ballet a la perfección.
La obra se representa de martes a domingo y es el mejor musical valorado por la crítica (Ganador al Mejor Musical en la 11ª edición de los Premios del Teatro Musical en España). Con una puesta en escena deslumbrante y música de Elton John, Billy Elliot cuenta con 6 niños interpretando el papel principal y dispone de un total de nueve funciones semanales. De martes a jueves se representa a las 20:00 horas, los viernes y sábados a las 17:00 y 21:00 horas y los domingos a las 18:00 horas, con un precio que oscila entre los 23 y los 83 euros.
Durante las tres horas de duración del espectáculo (con 20 minutos de descanso incluidos), se suceden situaciones que van directas a la fibra sensible del espectador evocando en cada uno emociones distintas, pero igualmente intensas. Esta tensión emocional se relaja por instantes gracias a la comicidad que aportan los niños, George (Juan Carlos Martín), Braithwaite (Alberto Velasco) y, sobre todo, la abuela de Billy (Mamen García), con un bagaje vital envidiable.
Las voces nos ayudan a entender el estado anímico de los personajes en cada momento, cosa que se da por sentada pero que no siempre es así. Voces adultas que reflejan la crispación de la época, en especial las de los mineros, y voces infantiles que reflejan la inocencia y la ilusión.
Si hay algo que destaca, con el permiso de su espectacular elenco, son los decorados y cómo se juega con ellos, sobre todo la casa de la familia Elliot, que recuerda a esas casas de muñecas con las que jugando pudieron forjar sus sueños muchos niños, como es el caso de Billy, un joven que con esfuerzo logrará sus objetivos.
Billy Elliot es el mejor musical que hay ahora en Madrid así que, si aún no lo has visto, corre y aprovecha. Una obra de teatro con la que el público disfrutará, bailará con Billy y se empapará de la solidaridad obrera y vecinal que se muestra en la obra. El musical cuenta con un mensaje muy importante, queriendo resaltar lo que hay detrás de un sueño hecho realidad y dejando claro que nada se alcanza sin el sacrificio y el dolor de abandonar lo querido, algo que todos los espectadores deberían ser capaces de reconocer e identificar.
