Rock and roll al son de 2Cellos

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Una sala de butacas rojas espera, entre risas y cervezas 1906, la aparición de sus protagonistas. De repente, el silencio invade el ambiente y el azul asoma en el escenario.
Suenan las primeras notas y se hace honor al tango Oblivion del compositor Astor Piazzola. Cuatro manos recorren dos cuerpos ondulantes que muchos relacionan con la figura femenina.

Esta vez, su material no es la madera, el aire pasa entre músico e instrumento. Sin embargo, el chelo se convierte, con delicada sensualidad, en la pareja de un baile que enmudece a los presentes.

Un foco de luz se centra en Luka Sulic y su violonchelo blanco. Sin pausa comienza el camino por La Misión de Gabriel´s Oboe, mientras el otro componente de 2Cellos, Stjepan Hauser, espera con atención la entrada de su negro instrumento. En la fusión de los dos músicos el Teatro Nuevo Apolo de Madrid queda deslumbrado por dorados destellos, ante el enigmático comienzo del primer concierto del dúo esloveno-croata en España, el pasado 19 de mayo.
Sin-título-2Where The Streets Have No Name de U2 va marcando la energía de dos músicos que escapan de los formalismos clásicos, previo a una presentación donde, entre un trabajado “Hola Madrid, ¿todo bien?” se invita, a la par que se agradece, a los gritos, el baile y el disfrute de un concierto que no es ni clásico ni usual.

Una corta versión del Viva La Vida de Coldplay plasma, entre nubes, la personalidad de ambos músicos. Donde no pueden pasar desapercibidas las constantes bromas de Stjepan, quien saca a relucir la sonrisa y complicidad de Luka. Pero, bromas aparte, cada una de las notas tocadas por estos dos jóvenes músicos, consiguen hipnotizar a un  público que duda entre mantenerse sentado o alzarse de sus asientos.

Y en tierra de rojo y pasión no podían faltar los acordes que llamaran al flamenco y las palmas. Las cuales callaron al instante, ante la intensidad de graves acordes que, acelerando la sangre, condujeron a un eléctrico final de fervientes ovaciones.
Afloró entonces el aire seductor de 2Cellos, con Stjepan halagando a las mujeres españolas. Así, el momento más romántico llegó con la proyección de una historia animada sobre el tiempo y las relaciones, la cual era acompañada con la interpretación musical de With or Without You.

Parecía que el cuerpo exigiera un cambio a ambos violonchelistas por lo que, se miraron, sonrieron y afloró el nombre del ‘Rey’ del pop, Michael Jackson. They Don´t Care About Us llenó de vida una sala en la que era imposible el estatismo, a la vez que aumentaba la conexión entre público y músicos.

13256237_10153431854047186_Ni Luka ni Stjepan podían mantenerse ya sentados, movimientos de cabeza, lenguas fuera, tensión en sus caras y mucha, mucha energía, transformaron el ambiente. Aquello se convirtió en un auténtico concierto de Rock and Roll. Con un giro de 180º, la técnica del violonchelo sobrepasó las barreras hasta ahora conocidas. Pero claro, para que la sala vibrara en todo su esplendor, apareció también la batería. Constantes gritos y, una euforia desenfrenada, condujeron al sonido de All Day And All Of The Night del grupo The Kings. Pero no parecía que hubiera límites, no era necesaria la pausa, ni el descanso de cuatro brazos y cuatro manos que se movían, entre el arco y las cuerdas, a un ritmo enloquecedor. Así se sucedieron canciones como Smoot Criminal de Michael Jackson; Resistance, de Muse, o el Smeel Like Teen Spirit de Nirvana. Llegó entonces el momento inevitable, aquel que los espectadores deseaban desde hacía tiempo, los asientos quedaron vacíos y todo el teatro saltaba y cantaba al ritmo de Higtway To Hell de AC/DC.
Las normas del espacio obligaron a que los asientos volvieran a ser ocupados, pero eso no hizo que escapara ni un ápice de la fuerza desatada. Una vitalidad producida por dos violonchelos que, ahora, sonaban al ritmo de los Rolling Stones y un infalible I Can´t Get No que pareció poner el punto y final al concierto.

2Cellos se despidió, pero aquello no podía terminar, los asistentes querían más y comenzaron los silbidos de un teatro, nuevamente en pie, que consiguió lo que deseaba. Reaparecieron los dos músicos: “You want more?” “You want more?”. ¡Y tanto que hubo más!, parecía que los sentidos se engañaran entre sí. Sonidos cien por cien eléctricos saliendo de dos violonchelistas que, entre risas, recordaban el próximo encuentro del 9 de julio.

El  auténtico final requería, sin embargo, el retorno a la melodía clásica con Johann Sebastian Bach y su Aria para la Cuerda de Sol, cerrando una noche en la que los dos violonchelistas mostraron al público español la frescura de sus directos y el poder de una música tan excitante como emocionante.

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Lidia Torres Torres

"La civilización es la erudición; pero la cultura es el pensamiento"
Elizabeth de Austria

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